Debe haber algún escenario, fuera
del tiempo y el espacio, en el que residan los avisos de tormenta a los que no prestamos atención y nos previenen de la posibilidad de quedarnos a ciegas. Un
lugar en el que se depositen los pensamientos que no llegan a ser verbo,
las palabras que no nos atrevimos a decir, los temores, las dudas, los sueños y los deseos no formulados; las
confesiones, los perdones que no llegamos a pronunciar, y los silencios
que no supimos guardar.
Tal vez se congreguen en
algún rincón del éter o quizá estén esparcidos en el cosmos, flotando en la atmósfera. A pesar de su mutismo, están y existen,
aunque vivan inconscientes.
Muchos
de ellos se quedarán allí para siempre, pero tal vez podamos
rescatar algunos, poner voz a esas palabras no enunciadas o
devolver el silencio a aquellas a las que se la pusimos precipitadamente y con
desdén.
Cada
día está lleno de posibilidades. En un solo momento podemos activar o
desactivar un interruptor, cambiar un pensamiento que parecía estar
anclado, subir aunque sea un peldaño para ver lo que tenemos ante
nosotros con otra perspectiva, o considerar la posibilidad de que
estemos confundiendo nuestra opinión o percepción con la verdad, si es que hay una sola.
Solemos
descartar los atisbos de fe, las pequeñas certezas que asoman con
timidez la cabeza, y nos empeñamos en golpearlas como a esos muñequitos
de feria que saltan como un resorte. Hacemos que prevalezca el
pensamiento que aniquila, el que genera desconfianza y el que va creando
distancias. Las atracciones seguirán yendo de pueblo en pueblo y de
feria en feria, mientras nosotros seguimos, con desidia y con soberbia, juntando
granos de arena. Y creamos vastos desiertos desde los que podemos ver
las estrellas, pero sin encontrar el agua que sacie nuestra verdadera esencia.
Atribuir al azar el diseño de nuestra vida puede parecer un hechizo pero no deja de ser una trampa, aunque con disfraz de magia. Hay que impulsar al azar, si queremos que el polvo de estrellas sobre nuestra cabeza caiga.
Qué suerte poder expresar en palabras tus pensamientos y sentimientos. ....pero mejor suerte la de la gente ¡¡¡ como yo !!! Qué podemos compartirlo. Hay que impulsar el azar...yo quiero ese polvo de estrellas sobre mi cabeza....CHAPÓ AMIGA
ResponderEliminarGracias, amiga. A tí ya te está cayendo, ¿no lo ves? Siembras y siembras, así es que tendrás que recoger. Yo ya lo veo caer...
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