lunes, 30 de noviembre de 2015

Elogio de la lentitud

Elmer Bischoff (USA 1916-1991) Girl Looking in a Mirror (1961)


                                               



Quiero detener esta secuencia, y que a partir de ahora todo transcurra a cámara lenta. Quiero mirar y ver, tocar y sentir. Quiero trascender lo que oculta una pupila y lo que esconde la evidencia. Quiero descubrir lo cercano y no dar nada por sentado. Quiero contemplar las líneas de la palma de una mano, acariciar las uñas y besar las comisuras de los labios.

Quiero renovar la mirada viciada, volar en el salón de casa como lo hacen las mujeres de Chagall. Tener más esperanza y menos expectativas, comer sin prisas, beber con pausas, celebrar la vida en torno a una mesa sin mantel. Hablar de todo y de nada, como quien piensa en voz alta, sin herir a nadie y sin palabras vanas. Hablar con quienes están ahí, en torno a esa mesa, y no en una pantalla. Para pantalla, el cielo, mirarlo a él, sin hacer selfies, ni enviar nada a quien está lejos. Basta nombrarles, o pensar en ellos, para sentirlos cerca. Pero sobre todo quiero estar con quien estoy, en cuerpo y alma...

Y quiero hacer de todo una fiesta, con baile y con orquesta. Estar atenta, para saber quién entra y despedir al que sale por la puerta. Quiero besar de verdad en la mejilla, que mis besos no se caigan y se los lleve la brisa. Quiero abrazar con fuerza, sin hacer daño, pero a conciencia. Y si me sumerjo en una boca, quiero hacerlo como si me perdiera en un dédalo, enredarme en cada uno de sus muros, cercos y cortinas, hasta llegar al cuarto, y que sean la lengua y los labios los que me traigan de vuelta.

No quiero repetir los mismos gestos, ni susurrar las mismas palabras al oído. Prefiero rehuir los lugares comunes y decir lo que siento sin pensar si debo hacerlo. 

Y el amor..., el amor lo quiero lento, lento como un blues, no quiero hacerlo todo de una vez; quiero dejarme llevar, bailarlo a ritmo porteño, deslizarme por un cuerpo como un pensamiento triste y arrastrado pero dejar que la risa nazca en el abrazo. Quiero ir de a poco y con cadencia. Aún siendo el tiempo más corto, el horizonte siempre incierto, no quiero llegar a ningún sitio, sólo quiero "ir",  mejor acompañada que sola, pero mejor sola que en soledad acompañada. 

Lento muy lento. Quiero sentarme sobre la piedra del tiempo y esperar el comienzo de un atardecer que se detiene en la espera. Allí quiero quedarme, en lento.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Razones




Thomas Saliot









Le Haag und Paris. A.A.M. Stols. 1949 





Podría darte cien razones
y ninguna sería cierta.
Prefiero decirte que ayer,
cuando iba  a casa de vuelta,
vi nublada la luna.
Imaginé tu pecera a oscuras,
sin tan siquiera una estrella,
esperando a que la luz se hiciera.
Por eso, y sólo por eso,
llamé anoche a tu puerta
con mis zapatos magenta.

AMPARO DE VEGA REDONDO



City Night Georgia O'Keeffe 1926








martes, 3 de noviembre de 2015

Alma cansada

Crying girl. Armando Marino




                                           


It is not so much for its beauty that the forest makes a claim upon men's hearts, as for that subtle something, that quality of air that emanates from old trees, that so wonderfully changes and renews a weary spirit.

No es tanto por su belleza por lo que el bosque atrae al corazón del hombre, sino por ese algo imperceptible, esa cualidad del aire que emana de los árboles viejos y que de un modo tan maravilloso cambia y renueva un alma cansada.

Robert Louis Stevenson


Lo que más había deseado siempre era sentir que formaba parte del mundo que los demás habitaban, el que se hallaba en el corazón del bosque, escapar del que sólo existía en ella, y al que no sabía designar. Pero con el tiempo pudo nombrarlo y escapar de él. Por eso ahora, cuando algo incómodo o doloroso le rondaba, tomaba conciencia de que, al menos, se trataba de cosas mundanas. Ese simple hecho la reconfortaba. Cuando uno se ha curtido sin contornos, en la más absoluta ingravidez, el bosque puede ser el mejor refugio, una casa perfectamente iluminada.