lunes, 22 de junio de 2015

Mientras duermes


Oswaldo Guayasmin




A Julia

Pendientes de ti,
velamos tu sueño
en limbo de auroras
y cosmos de agua.

Paseas las nubes,
y bajas la hierba
buscando el suave
murmullo del grillo.

Al caer la noche
te aguarda la estera
mullida y serena
donde duermes tu anhelo.

Cuando vuelvas,
entre besos y azucenas,
tráete el sol de medianoche
en tu maleta de arena.

Londres. Junio 2015 AMPARO DE VEGA REDONDO

jueves, 18 de junio de 2015

Stand-by

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A veces la vida se detiene. Algo se nos va, algo nos quitan o  algo descubrimos que nos desgarra por dentro. Entonces nuestra mirada se posa  en los desconchados de una pared, los nudos del tronco de un árbol, las marcas de agua del pavimento o el polvo acumulado en una voluta. Es extraño que cuando estamos perdidos e intentando buscar un soporte nos apoyemos en cosas aparentemente tan banales. Tal vez sean ellas las que nos permitan aferrarnos a lo real, recomponernos, mientras nuestra cabeza se pierde en el laberinto de la pesadilla.

Hoy la vida, como cada día, se habrá detenido para muchas personas. Estarán buscando dentro de la espiral una forma de entender, de adecuarse al nuevo status de sus vidas. Un balcón que se viene abajo en Bekerley, en la bahía de San Francisco, ha cambiado las vidas de varias familias irlandesas para siempre, por mencionar solo una de tantas tragedias que ocurren cada día.

En esos momentos en los que la vida te asesta una puñalada, casi siempre sin avisar, lo primero es mirarse la herida, comprobar si hay sangre, porque aún no podemos sentir el dolor, no lo hemos procesado. Es como lo que le ocurre al Coyote, ese personaje de animación de la Warner Brothers, que entra en el precipicio pero que no cae  hasta que mira hacia abajo y ve el vacío.

El día transcurre con normalidad, la vida continúa con su ritmo frenético. El sol sale y brilla con un resplandor despiadado. Los rostros sonríen, la música suena, las tiendas abren, los aviones sobrevuelan el cielo y los informativos no se harán eco de lo nuestro.

Existirá el temor a que llegue la noche, a sumergirnos en el sueño y al despertar, ese momento en el que compobamos que no fue una pesadilla y volvemos a reencontrarnos con el dolor.

Así, cuando llegue la noche, alguna mirada se quedará suspendida en la letra apagada del neón que perdió su luz, buscando lo que el día se llevó, mientras la tecla del pause sigue en stand by.


AMPARO DE VEGA REDONDO


jueves, 11 de junio de 2015

Intimidad con los extraños


Dianne Keaton y Woody Allen en Annie Hall cuando son aún dos desconocidos






El dramaturgo Tenesse Williams, uno de los autores más representativos del teatro norteamericano contemporáneo, se caracterizó por poblar sus dramas de personajes profundamente heridos en el alma, la psique y el corazón. Esos quiebros les convertían en seres excesivamente vulnerables, desgarrados, altamente inflamables y propensos al conflicto, el principio esencial del DRAMA y que, en el caso de T. Williams, aunque sus obras son ricas en subtramas, suele ser esencialmente  de carácter emocional, la pugna de un personaje con sus propios fantasmas y sus demonios.

Fue Blanche Dubois, el personaje central de Un tranvía llamado deseo y paradigmático de la obra de Williams, quien decía que siempre había dependido de la amabilidad de los extraños y es que, en ocasiones, los extraños nos proporcionan un confort que no encontramos en las personas más próximas a nosotros. Estamos descontextualizados para ellos y, por tanto, hay menor cabida para los prejuicios, nos tratan con una menor exigencia. A esos extraños podemos encontrarlos en un banco de un parque, una parada de metro, un vagón de tren , un avión, el hall de un hotel, una sala de espera o cualquier otro lugar en el que estamos "en tránsito". De una manera casi casual comenzamos a hablar con ellos y en cuestión de minutos podemos llegar a desvelar fragmentos importantes de nuestra vida. En ocasiones pueden producirse pequeños gestos de complicidad cuando alguien te susurra algo que no desea que un pariente próximo escuche. Comparten contigo algún temor o preocupación , algo que necesitan sacar de un lugar oscuro y que te confían con la inconsciente  certeza de que no volverán a cruzarse contigo.

Estos extraños que encontramos o nos encuentran suelen ser personajes de reparto de la historia de nuestra vida; tienen una participación muy pequeña en ella y sus nombres no aparecerán en los créditos finales. Serán, en la mayoría de los casos, meros figurantes, aún cuando tengan unas líneas de diálogo. Sin embargo es en ellos en quienes a veces depositamos, como si de un hueco hecho en el tronco de un árbol se tratara, un secreto que quedará cubierto de barro para siempre. Luego continuaremos viviendo junto a los personajes protagonistas de nuestra trama, personajes que en muchos casos desconocen nuestro pulso más profundo.

Sin embargo,  a veces los extraños acaban involucrándose en nuestra vida y se convierten en protagonistas de ella. El cine ha recreado algunos de estos encuentros, casi siempre en su dimensión más romántica. Las historias de títulos como Breve encuentro (David Lean, 1945) Cuando Harry encontró a Sally (Rob Reiner,1989) Annie Hall (Woody Allen, 1977) In the mood for love ( Wong Kar Wai , 2000), Los puentes de Madison (Clint Eastwood, 1995) o Extraños en un tren (Alfred Hitchcock, 1951), esta última con tintes de intriga, se generan a partir del encuentro entre dos desconocidos. Y es que, en realidad, todos hemos sido extraños para todos en un comienzo. A veces  los extraños se reconocen y se instalan en nuestras vidas, aunque nunca sabremos por cuanto tiempo. Entonces sí, sus nombres figurarán en los créditos finales de la película de nuestra vida.



Los personajes Chow Mo-wan y Ah Ping de In the mood for love (Wong Kar Wai )




Chow Mo-wanIn the old days, if someone had a secret they didn’t want to share… you know what they did? 
Ah PingHave no idea. 
Chow Mo-wan: They went up a mountain, found a tree, carved a hole in it, and whispered the secret into the hole. Then they covered it with mud. And leave the secret there forever. 


"En la antigüedad si alguien tenía un secreto que no quería compartir sabes lo que hacía? Subían a una montaña, encontraban un árbol, escarbaban un hoyo en él y le susurraban su secreto. Luego lo cubrían con barro.Y dejaban el secreto allí para siempre."


(Diálogo entre los personajes protagonistas de la película de Wong Kar-wai In the mood for love)



AMPARO DE VEGA REDONDO







martes, 9 de junio de 2015

El descenso




Carpe diem, quam minimum credula postero
 
Aprovecha el día, no confíes en el mañana

Horacio

  




 
Para quienes ya hemos alcanzado alguna cima, por ejemplo la de la edad, y estamos bajando la ladera, la vida adquiere una dimensión bien diferente; al menos para los que queremos VIVIR y somos conscientes de lo que significa ese verbo. Porque vivir, al igual que amar, como decía el cantante, "es un verbo" y por tanto es necesario conjugarlo, es acción, movimiento, cambio...

Podemos hacer de esa bajada un descenso en el que  sea posible disfrutar de aquello en lo que no nos detuvimos al subir, tal vez por tener demasiada prisa por llegar a la cumbre, o por no prestar atención a lo que teníamos cerca, poniendo nuestros ojos siempre en algo más allá de lo cercano. El tiempo transcurre ahora de una manera distinta. Séneca decía que "La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy". Ha llegado el momento de comenzar a vivir los sueños, de hacer todas esas cosas que siempre deseamos y que tal vez sigamos pensando que algún día las haremos. El momento es "ahora" porque lo cierto es que rara vez hay un momento idóneo para hacer determinadas cosas. Creo que si me hubiera parado a pensar si era el momento ideal para ser madre, casarme, viajar a la India, comprarme un piso, publicar un libro o tomar alguna otra decisión importante, tal vez no hubiera hecho ninguna de esas cosas.  Esta idea de la idoneidad parece estar ligada al sentido de perfección, de atenerse a determinadas reglas aunque no sepamos exactamente cuáles ni donde están escritas. También va ligado a un ancestral sentido del deber y a la idea de no creernos merecer disfrutar, gozar sin sentirnos culpables por ello. Confundimos el querernos a nosotros mismos con el ser egoísta

La filosofía del carpe diem ejemplifica todo esto, pero el significado último de esta locución latina ha ido variando de matiz a lo largo del tiempo y no todos hacen la misma interpretación de su significado. Algunos confunden ese "aprovechar el día" o "vivir el momento" con devorarlo. Creo que es justo al contrario: coger la flor del día significa ser conscientes de que su vida es efímera y que debemos apreciarla con esa conciencia, saboreándola. Si el ascenso lo hicimos apresuradamente, el descenso, a pesar de que el horizonte sea más corto, o tal vez justamente por eso, debemos hacerlo pausadamente. No por ello debe disminuir la intensidad con la que vivimos ese momento, al contrario; se trata de hacerlo con un mayor grado de conciencia, estirar ese momento, experimentarlo a cámara lenta para ralentizar ese "tiempo" que ahora parece transcurrir a mayor velocidad y que es imposible frenar.

Imagino que una buena forma de descender sería suspendida de un paracaídas, balanceándonos en el aire, ingrávidos, carentes de miedos, disfrutando de ese descenso, rozando nubes, sintiendo los rayos del sol, o las gotas de agua ("come rain or come shine"), teniendo una visión amplia de lo que nos rodea, apreciando el paisaje y dándonos cuenta de cuan pequeño es todo lo que hay allá abajo, incluidos nosotros mismos.

El poeta escocés Robert Burns escribió estos versos que forman parte de su poema épico Tam o' Shanter   que a su vez hace referencia a un cuento y que habla de lo efímero:

But pleasures are like poppies spread,
You seize the flower, its bloom is shed;
Or like the snow falling in the river,
A moment white -then melts forever.
Or like the aurora borealis,
That moves before you can point it out;
Or like the rainbow´s  lovely form
Dissapearing in the middle of the storm,
No man can hold back the time or the tide


Pero los placeres son como las amapolas en flor,

Una vez arrancadas pierden su belleza,
O como la nieve que cae sobre un río,
Que por un momento es blanca y luego se derrite para siempre.
O como la aurora boreal,
Que se mueve antes de que la puedas señalar,
O como la hermosa forma del arco iris
Que desaparece en medio de la tormenta,
No hay hombre capaz de frenar el avance del tiempo o la marea.


Como no podemos detener el tiempo, al menos podemos intentar valorarlo, apreciar el "ahora", cada uno de los ahora que conforman la línea del tiempo, estando presentes, sin proyectarnos constantemente en el luego, después, mañana, el viernes, el fin de semana, las vacaciones. Planificamos constantemente en lugar de "estar". Pocos son los momentos en los que no parecemos echar nada en falta y estamos presentes. Los momentos de plenitud son escasos, pero depende de nosotros el aumentarlos; solo es necesario detenerse, mirar, ver, escuchar, sentir la sucesión de "ahoras" que conforman nuestra vida.

AMPARO DE VEGA REDONDO



viernes, 5 de junio de 2015

If you are to rain/ Si vas a llover



Mulheres e frutas. Emiliano de Cavalcanti



Este texto vino a mí durante una escala técnica en Salvador de Bahía cuando volvia de Rio de Janeiro a Recife. Había estado durmiendo durante el vuelo, y al despertar comenzaron a surgir estas palabras. La lluvia tropical inesperada, la exhuberante vegetación y las sabrosas frutas, claro exponente de la explosion de colores de Brasil, y que han formado parte de mi paisaje en estos dias, se manifestaban de esta manera sencilla.




If you are to rain
Do it gently.
Caress the mangue
And the Atlantic vegetation.
Tiptoe over the fruits,
Don't make too much noise
Nor wet the partners of your kingdom
More than they need.
Slide through them
Being hardly noticed.
Just give them enough water
To let them go on living.


————————————————
Si vas a llover,
Házlo con suavidad.
Acaricia el mangue
Y la mata atlàntica
Pasa de puntillas sobre los frutos,
No hagas demasiado ruido
Ni mojes en exceso
A quienes comparten tu reino.
Deslízate por ellos
Sin llamar la atención.
Dales solo el agua necesaria
Para seguir viviendo.


Recife. Pernambuco. Junio 2015

AMPARO DE VEGA REDONDO