martes, 9 de junio de 2015

El descenso




Carpe diem, quam minimum credula postero
 
Aprovecha el día, no confíes en el mañana

Horacio

  




 
Para quienes ya hemos alcanzado alguna cima, por ejemplo la de la edad, y estamos bajando la ladera, la vida adquiere una dimensión bien diferente; al menos para los que queremos VIVIR y somos conscientes de lo que significa ese verbo. Porque vivir, al igual que amar, como decía el cantante, "es un verbo" y por tanto es necesario conjugarlo, es acción, movimiento, cambio...

Podemos hacer de esa bajada un descenso en el que  sea posible disfrutar de aquello en lo que no nos detuvimos al subir, tal vez por tener demasiada prisa por llegar a la cumbre, o por no prestar atención a lo que teníamos cerca, poniendo nuestros ojos siempre en algo más allá de lo cercano. El tiempo transcurre ahora de una manera distinta. Séneca decía que "La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy". Ha llegado el momento de comenzar a vivir los sueños, de hacer todas esas cosas que siempre deseamos y que tal vez sigamos pensando que algún día las haremos. El momento es "ahora" porque lo cierto es que rara vez hay un momento idóneo para hacer determinadas cosas. Creo que si me hubiera parado a pensar si era el momento ideal para ser madre, casarme, viajar a la India, comprarme un piso, publicar un libro o tomar alguna otra decisión importante, tal vez no hubiera hecho ninguna de esas cosas.  Esta idea de la idoneidad parece estar ligada al sentido de perfección, de atenerse a determinadas reglas aunque no sepamos exactamente cuáles ni donde están escritas. También va ligado a un ancestral sentido del deber y a la idea de no creernos merecer disfrutar, gozar sin sentirnos culpables por ello. Confundimos el querernos a nosotros mismos con el ser egoísta

La filosofía del carpe diem ejemplifica todo esto, pero el significado último de esta locución latina ha ido variando de matiz a lo largo del tiempo y no todos hacen la misma interpretación de su significado. Algunos confunden ese "aprovechar el día" o "vivir el momento" con devorarlo. Creo que es justo al contrario: coger la flor del día significa ser conscientes de que su vida es efímera y que debemos apreciarla con esa conciencia, saboreándola. Si el ascenso lo hicimos apresuradamente, el descenso, a pesar de que el horizonte sea más corto, o tal vez justamente por eso, debemos hacerlo pausadamente. No por ello debe disminuir la intensidad con la que vivimos ese momento, al contrario; se trata de hacerlo con un mayor grado de conciencia, estirar ese momento, experimentarlo a cámara lenta para ralentizar ese "tiempo" que ahora parece transcurrir a mayor velocidad y que es imposible frenar.

Imagino que una buena forma de descender sería suspendida de un paracaídas, balanceándonos en el aire, ingrávidos, carentes de miedos, disfrutando de ese descenso, rozando nubes, sintiendo los rayos del sol, o las gotas de agua ("come rain or come shine"), teniendo una visión amplia de lo que nos rodea, apreciando el paisaje y dándonos cuenta de cuan pequeño es todo lo que hay allá abajo, incluidos nosotros mismos.

El poeta escocés Robert Burns escribió estos versos que forman parte de su poema épico Tam o' Shanter   que a su vez hace referencia a un cuento y que habla de lo efímero:

But pleasures are like poppies spread,
You seize the flower, its bloom is shed;
Or like the snow falling in the river,
A moment white -then melts forever.
Or like the aurora borealis,
That moves before you can point it out;
Or like the rainbow´s  lovely form
Dissapearing in the middle of the storm,
No man can hold back the time or the tide


Pero los placeres son como las amapolas en flor,

Una vez arrancadas pierden su belleza,
O como la nieve que cae sobre un río,
Que por un momento es blanca y luego se derrite para siempre.
O como la aurora boreal,
Que se mueve antes de que la puedas señalar,
O como la hermosa forma del arco iris
Que desaparece en medio de la tormenta,
No hay hombre capaz de frenar el avance del tiempo o la marea.


Como no podemos detener el tiempo, al menos podemos intentar valorarlo, apreciar el "ahora", cada uno de los ahora que conforman la línea del tiempo, estando presentes, sin proyectarnos constantemente en el luego, después, mañana, el viernes, el fin de semana, las vacaciones. Planificamos constantemente en lugar de "estar". Pocos son los momentos en los que no parecemos echar nada en falta y estamos presentes. Los momentos de plenitud son escasos, pero depende de nosotros el aumentarlos; solo es necesario detenerse, mirar, ver, escuchar, sentir la sucesión de "ahoras" que conforman nuestra vida.

AMPARO DE VEGA REDONDO



4 comentarios:

  1. No sabes el bien que me hace leer éstas reflexiones tuyas
    GRACIAS AMIGA

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    1. El mismo que me hace a mí el saber que me sigues. Gracias a ti, amiga. Sabes que te admiro

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  2. Cuanta sabiduría hay en esas palabras pero lo más importante es quien las transmite y como las transmite . Buena reflexión amiga
    GRACIAS

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  3. Una vez más me identifico con tus palabras. Y tomo nota de los buenos consejos. Sencillez, belleza y sabiduría. Enhorabuena!!

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