sábado, 21 de enero de 2017

Los amantes de Vitebsk/Vitebsk´s lovers





The Promenade. 1918. Marc Chagall


Mark Zajárovich Shagal (Marc Chagall) nació en Vitebsk (Rusia), en el mismo lugar en el que nació la que sería su mujer y musa de por vida: la escritora Bella Rosenfeld. Ella guió su obra, tal y como Chagall declaró en sus memorias. Siempre aparecía en sus cuadros, transfigurada, pero siempre ella...Cuando Bella murió en 1944, la mirada de Chagall comenzó a apagarse poco a poco. Su obra Promenade (Paseo) en la que Bella sobrevuela los tejados agarrada de su mano, es tal vez la más representativa de la unión que hubo entre ambos. 










"Maybe I’m bound to wander
From one place to the next
Heaven knows why
But in the wild blue yonder
Your star is fixed in my sky"


Wherever I go. Mark Knopfler                                                                    






Transbordo mis sueños                                                                                     
como el albatros errante                                        
que cruza el océano
rastreando su pareja.
Llevo en mi boca
la sal de los mares
como el ave salvaje
mastica su krill.
Anido en islas
sin arraigarme.
Pero en el sueño,
te llevo de vuelta, 
pájaro ambulante,
para que compartas mi locura.
Con tus labios en mi oído,
surco campos de lavanda
sobrevuelo azoteas
como lo hacen los amantes 
de Vitebsk.

_________________________________________________


I transfer my dreams
like the wandering albatross
that crosses the ocean
following its mate´s trail.
I carry in my mouth
the sea salt
like the wild bird
chews its krill.
I make my nest in islands
without settling.
But in my dream
I take you back with me,
you travelling bird,
may you share my madness.
With your lips on my ear,
I plough trough lavender fields
and fly over flat roofs
just like Vitesk´s lovers do





Marc Chagall






“Abría la ventana y junto con Bella entraba en mi cuadro azul de cielo, amor y flores. Vestida toda de blanco o de negro aparece desde hace ya tiempo en mis cuadros, como guía de mi arte”

(Marc Chagall, Mi vida)




Chagall painting Bella







viernes, 13 de enero de 2017

"Hacíamos el amor..."



Hiroshima mon amour. Alain Resnais (1959)




                                         



Inauguro en mi blog la sección FRAGMENTOS: extractos de obras literarias, poemas, diálogos de cine, canciones....Y con ellos, la imagen y la música que recrean, sugieren, inspiran,  a través de mi mirada, claro...



Fernando del Paso

Comienzo con este fragmento de la obra Palinuro de México (1977), del escritor mejicano Fernando del Paso. Una novela de narrativa libre, rica y compleja, un caleidoscopio en el que se abren cientos de ventanas a través de las que podemos trascender lo real y vagar por un mundo onírico, a veces surrealista y mágico; otras, quizá incomprensible. ¿Acaso no lo es el discurrir de nuestra propia mente para nosotros mismos? En la línea de Rayuela de Cortázar o el Ulysses de Joyce, su estructura, en la que además se alternan las voces narrativas,  es la que permite leerla de manera fragmentada, sin orden ni concierto. Como toda gran novela, Palinuro de México es una gran historia de amor, la del joven Palinuro, estudiante de medicina, con su prima Estefanía. Pero además, es la crónica de una época en la que la filosofía, la historia, el arte, la ciencia, la sátira y la mitología están presentes, haciendo de ella una novela de dimensiones épicas y difícil clasificación.




                                           




"Hacíamos el amor compulsivamente. Lo hacíamos deliberadamente. Lo hacíamos espontáneamente. Pero sobre todo, hacíamos el amor diariamente. O en otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles, hacíamos el amor invariablemente. Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente. Por último, los domingos hacíamos el amor religiosamente.
O bien, hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por sí acaso, como primera medida y como último recurso. Hicimos también el amor por ósmosis y por simbiosis: a eso le llamábamos hacer el amor científicamente. Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí: es decir, recíprocamente. Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo, con el miembro convertido en un músculo fláccido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces que yo me imaginaba que no iba a poder, y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir, y no sentía, o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo. Decíamos, entonces, que habíamos hecho el amor aproximadamente.
O bien, a Estefanía le daba por recordar las ardillas que el tío Esteban le trajo de Wisconsin y que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los abuelos, con sus sillas vienesas y sus macetas de rosasté esperando la eclosión de las cuatro de la tarde, y así era como hacíamos el amor nostálgicamente, viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura. O de noche con la luz encendida, mientras los zancudos ejecutaban una danza cenital alrededor del foco. O de día con los ojos cerrados. O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia. O viceversa. Contentos, felices, dolientes, amargados. Con remordimientos y sin sentido. Con sueño y con frío. Y cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida, y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.
Por envidia de nuestros amigos y enemigos, hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente. Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente. Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente. Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente. Y, sobre todo, hacíamos el amor físicamente. También lo hicimos de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando. Y, sobre todo, y por la simple razón de que yo la quería así y ella también, hacíamos el amor voluntariamente"

Palinuro de México. Fernando del Paso 



jueves, 5 de enero de 2017

En mi espalda
















A veces, el pájaro negro
se posa en mi torso
cuando estoy desnuda.
Perdida en su sombra,
me arañan sus plumas.
Mis manos alcanzan mi pubis.
Brota entonces
el iris perfecto,
en su inefable azul.
Breves amapolas
manan de mis senos
y en el hueco de mi espalda
por fin te encuentro.




Les amants Louis Malle. 1958




Chet Baker

I saw you standing with the wind and the rain in your face
And you were thinking 'bout the wisdom of the leaves and their grace
When the leaves come falling down
In September when the leaves, come falling down
And at night the moon is shining on a clear, cloudless sky
And when the evening shadows fall I'll be there by your side
When the leaves come falling down
In September when the leaves, come falling down
Follow me down, follow me down, follow me down
To the place beside the garden and the wall
Follow me down, follow me down
To the space before the twilight and the dawn
Oh, the last time I saw Paris in the streets, in the rain
And as I walk along the boulevards with you, once again
And the leaves come falling down
In September, when the leaves come falling down

Follow me down, follow me down, follow me down
To the place between the garden and the wall
Follow me down, follow me down
To the space between the twilight and the dawn
And as I'm looking at the colour of the leaves, in your hand
As we're listening to Chet Baker on the beach, in the sand
When the leaves come falling down,
Oh in September, when the leaves come falling down
Oh when the leaves come falling down
Yeah in September when the leaves come falling down

When the leaves come falling down
In September, when the leaves come falling down

When the leaves come falling down. Van Morrison