viernes, 31 de octubre de 2014

La Envidia de los Dioses vs. El Privilegio de los Mortales

¿De verdad nos gustaría ser inmortales? ¿Saber que estamos a salvo de esa sombra permanente que nos acecha? ¿Seríamos más felices sin la incertidumbre del "hasta cuando"? ¿No será cierto que lo que hace de la vida algo extraordinario es el saber que hay un final, que cada momento es único y que puede ser el último? Nos resistimos a aceptar la finitud, pero no sería la eternidad una losa, la desesperación más absoluta de la que solo podría redimirnos el sueño, el sueño... eterno?  

Si nos remontamos a los clásicos, escuchamos a Aquiles susurrarle a Briseida:





"I'll tell you a secret. Something they don't teach you in your temple. The Gods envy us. They envy us because we're mortal, because any moment might be our last. Everything is more beautiful because we're doomed. You will never be lovelier than you are now. We will never be here again"

(Troy, Wolfgang Petersen 2004)




Y el escritor americano afincado en Tánger, Paul Bowles, en su maravillosa novela The Sheltering Sky aborda también el carácter efímero y finito de la vida


Death is always on the way, but the fact that you don't know when it will arrive seems to take away from the finiteness of life. It's that terrible precision that we hate so much. But because we don't know, we get to think of life as an inexhaustible well. Yet everything happens a certain number of times, and a very small number, really. How many more times will you remember a certain afternoon of your childhood, some afternoon that's so deeply a part of your being that you can't even conceive of your life without it? Perhaps four or five times more. Perhaps not even. How many more times will you watch the full moon rise? Perhaps twenty. And yet it all seems limitless.” 

Paul BowlesThe Sheltering Sky


“La muerte está siempre al acecho, pero el hecho de que no sepamos cuándo llegará parece suprimir la finitud de la vida. Lo que tanto odiamos es esa horrible precisión. Pero como no sabemos, llegamos a pensar que la vida es un pozo inagotable. Sin embargo, todas las cosas ocurren sólo un cierto número de veces, en realidad muy pocas. ¿Cuántas veces recordarás cierta tarde de tu infancia, una tarde que es una parte tan profunda de tu ser que no puedes concebir siquiera tu vida sin ella? Quizá cuatro o cinco veces más. Quizá ni eso. ¿Cuántas veces más verás salir la luna llena? Quizá veinte. Y, sin embargo, todo parece ilimitado.”



Paul Bowles, El cielo protector





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