Joe Webb |
Dónde fueron a parar
los besos apostados
en el quicio de los labios.
Dónde zozobraron
los sorbos rehusados
en el borde de la copa
y el roce esquivo en el pasillo.
Aún entonces el mañana
encerraba la contingencia
de completar lo inacabado
y la esperanza aún palpitaba
en las noches de eclipse.
Qué fue de aquél
pequeño acceso de ternura
al que se aferró mi desaliento
y se disolvió en el sumidero
Dónde, dónde fue a parar
aquel desamor tan obstinado.
Dónde, dónde fue a parar
ResponderEliminaraquel desamor tan obstinado.
??? So nice...